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Los contagios de COVID-19 aumentan en Oregón, enfermando a adultos jóvenes y forzando un retorno a las restricciones

Oregon Gov. Kate Brown meets with National Guard troops
La gobernadora de Oregón, Kate Brown, visita a miembros de la Guardia Nacional en una clínica de vacunación en Salem, a principios de este año.
(Abigail Dollins / Statesman-Journal via Associated Press)

Durante meses, Susannah Sbragia esperó su turno para recibir la vacuna contra COVID-19, mientras los docentes, los adultos mayores y otras personas con mayor prioridad de Oregón obtenían la suya.

La directora de finanzas de la ciudad, de 55 años, fue meticulosa al usar un cubrebocas y lavarse las manos durante la pandemia. Trabajaba en casa y se mantenía en forma con caminatas diarias y lecciones de baile en YouTube con su esposo.

Pero una semana antes de su cita para la inyección del 22 de abril, se sintió agotada y comenzó a sentir dolor. Una prueba confirmó la infección de COVID-19. Se quedó sin aliento durante un viaje en ambulancia al Samaritan Lebanon Community Hospital, un centro médico de 25 camas en una antigua ciudad maderera a 80 millas al sur de Portland.

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Sbragia se convirtió en uno de los cientos de pacientes hospitalizados en un aumento de COVID-19 que ha golpeado a Oregón, alarmando a los funcionarios, que han revertido las medidas de reapertura del estado. Los médicos dicen que los pacientes que están viendo son más jóvenes, más enfermos y, a menudo, sin condiciones médicas subyacentes, lo que sugiere que las variantes potentes podrían ser, en parte, culpables.

El viernes, la gobernadora Kate Brown colocó a 15 condados en una categoría de “riesgo extremo”, prohibiendo las comidas en interiores en los restaurantes y limitando el número de clientes en los gimnasios. Dijo que el regreso de las restricciones podría salvar cientos de vidas y prevenir hasta 450 hospitalizaciones durante las próximas tres semanas.

“Lo que no puedo hacer es recuperar la vida de alguien que perdió la lucha contra este virus”, señaló Brown en una conferencia de prensa el viernes. “Por eso, por más difícil que sea, debemos actuar de inmediato. Esta es realmente una carrera entre las variantes y las vacunas”.

Ella impuso las restricciones después de que los casos aumentaron en un 51% en dos semanas, el incremento más rápido en la nación, y las hospitalizaciones ascendieron en más de un tercio. A medida que los casos disminuyeron en gran parte del resto del país, Oregón se tambaleó en la dirección opuesta.

El número promedio de casos diarios en el estado durante la semana pasada fue de 19 por cada 100.000 personas, la mitad de la cifra en el aumento de la entidad a fines del año pasado y en un rango medio a nivel nacional. En Michigan, donde una cantidad récord de niños han sido hospitalizados, el recuento diario promedio de contagios es ahora de 45 por 100.000 individuos.

Pero la preocupación es que la situación en Oregón podría escalar rápidamente.

Los funcionarios estaban especialmente preocupados de que más de 300 personas permanecieran hospitalizadas con COVID-19 en un estado con relativamente pocas camas de sobra.

Las causas del aumento en Oregón, una entidad que tuvo la tercera tasa de casos acumulados más baja del país y el cuarto índice de mortalidad más bajo, son algo misteriosas. Los expertos están tratando de determinar qué factores son exclusivos del estado.

La variante B.1.1.7, identificada por primera vez en Reino Unido, representa más de la mitad de los casos recientes de Oregón. Al escuchar las circunstancias de la infección de Sbragia, Chunhuei Chi, directora del Centro de Salud Global de la Universidad Estatal de Oregón, informó en una entrevista que bien podría padecer esa variante, dada su naturaleza altamente contagiosa.

Pero señaló que la B.1.1.7 está muy extendida, ya que el coronavirus se propaga por todo el mundo. En cambio, dijo, es posible que las semillas del aumento de Oregón se hayan sembrado hace meses, cuando el estado comenzó lentamente con las vacunaciones.

“Sospecho que eso podría haber contribuido”, señaló. “Estamos analizando múltiples factores que contribuyen a este aumento, incluidas las variantes y las personas que bajan la guardia debido a la fatiga pandémica y una sensación de seguridad o esperanza de las vacunas”.

En otra anomalía que, según Chi, podría ser en parte culpable, Brown adelantó las vacunaciones para los maestros, antes que para los ciudadanos de 65 años o más, en enero. Dijo que hizo el cambio para acelerar la reapertura de escuelas, pero los críticos lo vieron como una evidencia de su lealtad al sindicato de maestros.

El Dr. Dean Sidelinger, el epidemiólogo estatal de Oregón, señaló que el éxito de Brown con las restricciones podría ayudar a explicar el aumento. Mantener el número de casos bajo dejó al estado con una población más grande que carece de inmunidad natural contra el COVID-19, dijo.

“El éxito que hemos tenido en la prevención de enfermedades y padecimientos graves significa que tenemos que compensar eso con la vacunación, y eso lleva algo de tiempo”, explicó.

Pero Chi y la Dra. Katie Sharff, especialista en enfermedades infecciosas de Kaiser Permanente en Portland, se mostraron escépticas. “Creo que esta es una pequeña parte de la razón por la que los casos están aumentando en Oregón”, indicó Sharff.

Señaló que la región alta del Medio Oeste estadounidense, incluidos Michigan y Minnesota, han tenido oleadas anteriores y, sin embargo, están viendo otro aumento significativo. Vermont, Maine y Hawái han tenido bajas tasas de infección durante la pandemia, no obstante, sus índices de casos continúan disminuyendo, subrayó.

Sharff señaló que las personas mayores frágiles se mantienen en gran medida saludables durante el aumento actual de Oregón, lo que indica que las vacunas han sido efectivas. “Desafortunadamente, hay una fracción de la población que no tuvo acceso al antígeno o eligió no ser inoculado, y esos son a quienes estamos viendo en nuestros hospitales”, explicó.

Ella siente que el aumento se debe en parte a que las autoridades suprimieron algunas restricciones demasiado rápido. Permitir que la lucha libre y otros deportes de contacto juveniles bajo techo se reanudaran fue prematuro, indicó.

Pero los dueños de negocios han presionado para la reapertura y la Asociación de Hospedaje y Restaurante de Oregón se opone a las nuevas restricciones de Brown. “Es un revés increíble para miles de empresas de nuestra industria”, señaló Jason Brandt, presidente y director ejecutivo de la asociación.

Lebanon, una ciudad de 17.000 habitantes en las estribaciones de Cascade Range, fue el sitio de algunas de las primeras infecciones por coronavirus de Oregón en marzo del año pasado, una semana antes de que Brown emitiera una orden de quedarse en casa en todo el estado. La enfermedad mató a ocho residentes de un centro de atención a largo plazo para veteranos cerca del hospital.

Ese nosocomio, que atiende a una población con altas tasas de diabetes, enfermedades pulmonares, abuso de drogas y problemas de salud mental, admitió a su primer paciente con COVID-19 el 18 de junio. Inicialmente, los miembros del personal sintieron que tenían poco que ofrecer más que oxígeno y cuidados de apoyo, dijo el Dr. Bill Barish, director médico del hospital.

“Estamos acostumbrados a hacer cosas y ayudar a la gente, en lugar de simplemente verlos irse por el desagüe”, manifestó.

Pero el personal fue ingenioso, dijo Barish, describiendo un equipo de cinco que se apresuró a entrar en la unidad de cuidados intensivos al comienzo de la pandemia para bombear aire a los pulmones de un paciente de COVID-19 de unos 60 años a quien habían intubado. “Fue como tratar de ventilar el concreto”, comentó Barish, quien vio caer los niveles de oxígeno del hombre poco después de decirle a su familia que se estaba recuperando.

Schyler Sprague, una joven terapeuta respiratoria, corrió a su oficina y regresó con una “PEEP”, una válvula que aumenta la presión de las vías respiratorias hacia los pulmones.

“Ella salvó su vida”, manifestó.

Las admisiones más altas de COVID-19 en el hospital se produjeron en verano, con cinco o seis pacientes hospitalizados a la vez, un par de meses antes de que el número de casos estatales alcanzara su punto máximo. Las admisiones han sido comparables durante el incremento actual.

Sbragia, quien fue dado de alta del hospital el viernes, pertenece al grupo de edad entre 50 y 64 años que ha experimentado el mayor aumento en las hospitalizaciones en todo el estado durante el alza actual.

About 150 demonstrators march in Portland and smash windows; police report multiple arrests.

“Se está viendo una disminución en la forma en que las personas mayores se ven afectadas” porque muchos de ellos han sido vacunados, destacó Sidelinger. “Pero también hemos visto un aumento en los adultos más jóvenes, en el grupo de edad de 18 a 34 años”.

En Portland, por ejemplo, una mujer previamente sana de unos 30 años fue ingresada en un hospital esta semana con una enfermedad grave de COVID-19 después de haber sido infectada por su hijo.

En la ciudad de Bend, en el centro de Oregón, St. Charles Medical Center ha excedido el 90% de su capacidad en el aumento actual. Pero el Hospital Blue Mountain en el condado de Grant, que tuvo la tercera tasa de casos más alta del país esta semana, no ha estado ocupado mientras las personas logran recuperarse en casa.

Oregon tiene poco margen de error, siendo el estado con menos camas de hospital per cápita. En los buenos tiempos, la relación se considera un plus, lo que indica un uso eficiente de los recursos.

Ahora comienza la carrera en todo el estado para vacunar a la mayor cantidad de personas posible, con la esperanza de que el aumento actual sea el último en el estado. Pero la campaña encuentra resistencia, especialmente en las áreas rurales, y los condados con las tasas de vacunación más bajas tienen la menor demanda de vacunas.

En el hospital Lebanon, los médicos y administradores han defendido las vacunas. Pero no todos los miembros del personal están interesados. Dos empleados que limpian y desinfectan las habitaciones donde se trata a los pacientes con COVID-19 dijeron que no planeaban recibir vacunas.

“Veo personas que se enferman después de vacunarse”, dijo Barbara Strassman.

“Siento que nacemos tan saludables que no hay razón para poner cosas en nuestro cuerpo de esa manera”, concluyó Heather Atterberry.

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