‘Fifty Shades of Grey’ un nuevo indicador cultural de la sociedad
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El pasado fin de semana la película “Fifty Shades of Grey”, inspiró a miles de citas nocturnas atrevidas, animó a chorrocientas noches de risitas de las damas – y alienó a un montón de gente.
La trilogía de novelas eróticas de E.L. James — una historia esencialmente de Cenicienta con nalgadas — ha vendido más de 100 millones de copias en todo el mundo. El cuento de una virginal estudiante universitaria barrida por un empresario industrial morboso y multimillonario ya ha ofendido a los conservadores culturales por su sexualidad explícita, parado los pelos de punta a las feministas por lo que algunas consideran el retrato de una relación abusiva y ha molestado a los practicantes de la esclavitud erótica y el sadomasoquismo, quienes sienten que “Fifty Shades” pinta su estilo de vida como una enfermedad mental.
En teoría, todo mundo debiera aborrecer esta película, pero va a hacer un montonal de dinero.- Dan Savage, columnista sexual
Y no obstante “Fifty Shades of Grey” es ya un exitaso de taquilla.. La banda sonora está en primer lugar en iTunes, y el cotorreo a cerca de la película de Universal Pictures ha inspirado una Lego parodia y una gran variedad de divertidas mercancías, incluyendo una línea de barnices para las uñas, aceites para baño, y un Osito de peluche Vermont completo con sus esposas y máscara.
“Con rareza se ve a mujeres que tienen el papel dominante en relaciones sadomasoquistas y [a un grupo de activistas Cristianos] Concerned Women for America gritando y haciendo escándalo por la misma cosa”, el columnista de temas de sexo, Dan Savage, dijo telefónicamente en una entrevista. “En teoría, todos debieran aborrecer esta película, pero está haciendo un montón de dinero”.
La inspiración para todo este ardor es una rareza cinematográfica —una historia de amor exhibiendo sexualidad entre adultos desde el punto de vista de la protagonista con una fotografía bellísima, hábilmente comercializada, financiada por el estudio con $40 millones. Con toda la desnudez y lenguaje cachondo de muchas películas contemporáneas, las escenas que en realidad hacen que se les enchine el cuerpo a las mujeres son inusuales.
El tipo de fantasía romántica que una vez propulsó los éxitos de Hollywood desde “Gone With the Wind” hasta “Pretty Woman”, se han quedado cada vez más fuera de moda ya que la industria dedica más sus recursos a las adaptaciones de cuentos y literatura de jóvenes
Pero “Fifty Shades”, a la que le fue dada luz verde por una mujer (la jefa de Universal Studios Donna Langley), dirigida por una mujer (la cineasta británica y fotógrafa Sam Taylor-Johnson), basada en un libro hecho por una mujer (James), de un guión realizado por una mujer (Kelly Marcel), buscó revivir un género que había caído en deshuso
“Esto me atrajo porque era una historia de amor oscura y trágica”, manifestó Taylor-Johnson. “La caracterización y el camino de dos personas me pareció realmente fascinante — tienes esta muchacha que se embarca en una relación muy intensa ingenuamente pero al final es la que tiene el poder “.
La historia sigue a la estudiante de literatura inglesa, tímida como ratoncito, Anastasia Steele (Dakota Johnson), mientras entrevista al elegante y joven magnate de negocios Christian Grey (Jamie Dornan) para el periódico de la universidad. Christian intenta seducir a Anastasia para convertirla en su pareja sexual sumisa, cortejándola con regalos, viajes en el helicóptero de la Grey Enterprises y vaporosos encuentros de alcoba.
Menos explícitas que en el libro, las escenas de sexo de la película llegan después de una larga acumulación entre los personajes y son tan cercanas a la pornografía hecha para mujeres como las de cualquier cinta, con cantos quejumbrosos de Beyoncé, luces favorecedoras y fotografías frecuentes del pecho y trasero desnudo de Dornan. Como fue interpretada por Johnson, Anastasia proyecta más fuerza que el personaje del libro, comunicando a través de una sonrisita escéptica o una mirada de placer el sentido de que ella lleva las riendas en la relación inusual.
El proyectar esa tonalidad de fuerza fue parte crucial que Taylor-Johnson le mostró al productor de la película cuando estaba compitiendo por el trabajo, mencionó ella.
El hacer la película tuvo muchos obstáculos, incluyendo cumplir con las expectativas de los fanáticos y al mismo tiempo permanecer suficientemente manso para asegurarse una clasificación R, y traduciendo páginas del monólogo interno de Anastasia para la pantalla grande. Taylor-Johnson y James se enredan en ciertos problemas — entre ellos, que tipo de vestido debiera ponerse Anastasia para una escena de baile y como los juguetes sexuales de Christian debieran ser exhibidos.
“Cuando hay algo tan popular, el reto es asegurarte de ofrecer las cosas que los fanáticos quieren ver”, dijo el productor Mike De Luca. “La cosa está en cómo cambias algo que funciona como experiencia literaria en algo que funcione como experiencia cinematográfica”.
Consciente de los críticos que temen que “Fifty Shades” alienten las relaciones abusivas, Taylor-Johnson también caminó de puntitas al filmar y editar algunas de las escenas de sexo más violentas de la película.
“Aún cuando esta relación se trata de dominio y sumisión, yo quería que también fuera un camino igualitario, declaró ella. “Representó un frágil equilibrio. Creo que sucedió así por mi perspectiva de mantener vigilado el aspecto político del asunto. Es difícil porque estás tratando con poder, sumisión, empoderamiento y el viaje de descubrimiento sexual”.
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