El tráfico de drogas en Asia y la pena de muerte; 2 casos de hipocresía
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Washington — Con la condena a muerte en Malasia de los tres hermanos mexicanos José Regino, Luis y Simón González Villareal, hoy le quiero mostrar las muchas aristas que tiene el tráfico de drogas y la pena de muerte en el sudeste asiático. No sólo en Malasia… sino en todo el sureste de Asia
Cada vez más estos países aparecen en los titulares de los diarios del mundo entero, y esto invariablemente es por sus prácticas de la pena de muerte.
Invariablemente también, estos titulares de los periódicos se llenan de información cuando los que son condenados a muerte son extranjeros… No asiáticos curiosamente, lo cual es absurdo porque los asiáticos son parte del mayor comercio de droga no solamente en el sureste de Asia y en el mundo entero.
Hace unas semanas hubo noticias sobre Andrew Chan, un australiano acusado de tráfico de drogas en Indonesia, que perdió su petición de indulto presidencial.
Y le voy a hablar de indonesia también porque Malasia no es el único que ejecuta a los narcotraficantes extranjeros.
En Indonesia como le decía, el australiano Andrew Chan uno de 2 recientes condenados a muerte, el otro, Myuran Sukumaran que junto con Chan fueron acusados de ser parte y jefes alternos del Bali 9, el circulo de tráfico de heroína entre Indonesia y Australia están por ser ejecutados. Los dos perdieron su apelación y ahora están enfrentando a un pelotón de fusilamiento.
Bajo el nuevo presidente de Indonesia, este año ya ha habido seis traficantes de drogas convictos y ejecutados.
Para variar, entre los ejecutados había brasileños, holandeses y hasta nigerianos.
Estas ejecuciones otra vez más, pusieron la práctica de la pena de muerte en Indonesia en el punto central de la mira internacional.
Los cabilderos opuestos a la pena de muerte
Human Rights Watch ha reportado constantemente lo que llama la doble moral de Indonesia.
Porque aunque Indonesia lleva a cabo la pena de muerte a los traficantes de drogas, su gobierno central en Yakarta ha cabildeado desde 2010 a Arabia Saudita para que perdone a sus ciudadanos indonesios, cuando son encontrados culpables de crímenes serios.
Y es que la gente de Indonesia emigra a Arabia Saudita a buscar mejores oportunidades… y muchos en lugar de encontrar riqueza y éxito, caen en problemas y terminan en el pabellón de los condenados a muerte.
Lo que hay que decir también, es que el trabajo persistente y constante de las organizaciones internacionales de derechos humanos para resaltar estos casos y la hipocresía de algunos de estos países asiáticos al condenar a extranjeros a la pena de muerte, no han sido en balde.
Este trabajo ya contribuyo a muchos avances logrados en algunos países del sudeste asiático para abolir la pena de muerte.
En enero del año pasado; por ejemplo Myanmar conmutó todas las penas de muerte y las volvió cadena perpetua.
Dese usted cuenta ya no ha habido ejecuciones conocidas en la Myanmar desde 1989, ni en Laos tampoco.
En Tailandia no se ha llevado a cabo la pena de muerte tampoco desde 1988.
La Universidad de Cornell en EE.UU., publicó un reporte reciente en el que habla de varios países como “Abolicionistas de facto de la pena capital”.
Entre ellos: Filipinas, Timor Oriental y Camboya que después de las críticas internacionales han abolido la pena capital en su totalidad.
El sultanato de Brunei no ha llevado a cabo ejecuciones conocidas desde 1957 con la promulgación de nuevas leyes.
Los que siguen ejecutando gente
Sin embargo, y por eso hoy estamos hablando de esto, la pena de muerte todavía se practica en Indonesia, en Singapur, en Vietnam y por supuesto en Malasia.
En un juicio masivo del año pasado, el máximo tribunal de Vietnam confirmó la pena de muerte para 29 narcotraficantes.
En el 2005, Singapur ejecutó a Van Tuong Nguyen, un australiano de origen vietnamés, por tráfico de drogas.
Más recientemente, dos singapurenses fueron ejecutados por el tráfico de heroína pura en julio del año pasado.
En Malasia, los traficantes de drogas son los más castigados. Pero considere usted que de acuerdo con cifras de Amnistía Internacional hasta el final del 2012, había casi 900 condenados en este país, 860 para ser exactos, esperando en el llamado pabellón de la muerte el cumplimiento de sus sentencias. Cada año hay ejecuciones pero no es claro cuanta gente hoy, en Abril del 2015, está esperando ser ejecutados en Malasia.
A ellos desde hoy agrégueles usted a 3 mexicanos.
En Indonesia, de las 133 personas condenadas a muerte en 2012, más de la mitad 71, fueron condenadas precisamente por tráfico de drogas.
Los asiáticos que insisten en la pena de muerte
Lo que usted necesita saber es que mientras las organizaciones internacionales de derechos humanos trabajan para anular la práctica de la pena de muerte en estos países, dentro tienen a un poderoso opositor… la influencia de muy poderosos grupos conservadores religiosos que son quienes más a favor están de seguir manteniendo la pena de muerte, sobre todo en Malasia y en Indonesia.
Y las sentencias son casi siempre por tráfico de drogas.
Y esa es otra parte que hay que subrayar, porque quienes conocen el Sudeste de Asia le pueden contar la muy larga y turbulenta historia de producción, fabricación, tráfico y consumo de narcóticos.
Estos países han luchado siempre contra las drogas porque consideran que si no lo hacen las bandas de narcotraficantes, y las enormes cantidades de dinero que manejan se pueden convertir en una muy seria amenaza a su seguridad interna.
El triángulo de Oro
Aun así lo que no se puede ignorar es que el llamado “triángulo de oro” aún hoy en el 2015, todavía produce una cuarta parte de la heroína del mundo.
El Triángulo de Oro, es el punto de encuentro entre Tailandia, Myanmar y Laos, donde las barreras no existen y donde la única separación geográfica la marcan dos ríos.
El Triángulo de Oro se llama así, porque en el siglo 17 y 18 era un paraíso para el lucrativo y próspero negocio del opio; una tierra de nadie donde los traficantes podían operar en terreno neutral y literalmente “hacerse de oro”.
Según los informes recientes de las autoridades anti drogas de EE.UU., la mayoría de la heroína producida en el sudeste de Asia, se consume en Asia oriental y en el Pacífico. No en Estados Unidos.
Estos informes dados a conocer en Washington, afirman que en la región desde el 2010, se han consumido más de 65 toneladas de heroína pura.
Y cuando usted suma el producto de esta droga las cifras son astronómicas porque superan los 16 mil millones de dólares americanos.
Y con la práctica de los castigos severos y la pena de muerte en el famoso Triángulo de Oro lo que ha ocurrido es la aparición de la metanfetamina, y la razón es fácil de deducir; los estimulantes de tipo anfetamínico son mucho más fáciles de producir y mucho más baratos.
Por eso los 3 hermanos mexicanos condenados a muerte en Malasia, creyeron que estaban encontrando un gran filón de oro al llevar a ese país la metanfetamina barata que se produce en México.
La ASEAN y los sobornos a la policía.
Y espere usted que cuando la llamada Comunidad económica ASEAN, la comunidad de estados asiáticos se acabe de establecer, la circulación de droga asiática será más fácil de transportar libremente por toda la región.
La comunidad de países asiáticos incluye a Brunei, Camboya, Indonesia, Laos, Malasia, Myanmar, Filipinas, Singapur, Tailandia y Vietnam.
Curiosamente en todos estos países también la industria de los sobornos es enorme… y mucho es practicado en los ilusos turistas americanos, brasileños, australianos y europeos que viajan a esos países para consumir drogas… Según ellos, baratas y fáciles de obtener.
Para la policía mal pagada de esos países del sudeste asiático, esta industria de sobornar a turistas les puede producir miles de dólares, mucho más de los magros sueldos que ganan.
Ahora, súmele usted la amenaza de la pena de muerte a los delincuentes relacionados con las drogas, eso aumenta el miedo y por lo tanto los sobornos que se les pueden extraer.
Los extranjeros, especialmente los peces pequeños que se aventuran a jugar al narco en Asia, están destinados a perder y a pagar con su vida.
Lo que le puedo asegurar con cifras sólidas, es que los jefes de la producción de droga asiática siguen sin ser tocados y mucho menos obviamente siguen sin ser condenados a muerte.
Los que pagan los platos rotos son los pequeños traficantes que son usados como carnada… y hasta los turistas usuarios de drogas que terminan también muchas veces, sufriendo la pena capital.
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