Anuncio

Flamenco y Tennessee Williams, nueva apuesta del ballet La Rosa

Share via
EFE

La bailarina y coreógrafa estadounidense Ilisa Rosal, fundadora del ballet flamenco La Rosa de Miami, muestra la universalidad y versatilidad del flamenco en una singular producción de la obra “Verano y Humo”, de Tennessee Williams.

El teatro Colony de Miami Beach acogerá el próximo 9 de junio el estreno mundial de la versión flamenca de esta obra teatral que no es la primera que Rosal, cuya verdadero apellido es Rosen, “flamenquiza”, pero sí la primera de un autor estadounidense.

“El flamenco es universal, trata de cosas que no son solo españolas. Todas las emociones del ser humano están en el flamenco”, asegura Rosal, quien se enamoró de este arte cuando era jovencita, según dice en una entrevista con Efe.

Anuncio

Ilisa asistió junto a otros alumnos de una escuela de ballet de Miami a un espectáculo de José Molina, un bailaor español que desarrolló su carrera en Estados Unidos y falleció en Nueva York el pasado enero a los 81 años.

Tras cinco años en España formándose y bailando en tablaos, regresó a Estados Unidos y fundó el ballet La Rosa en 1985.

“Toda mi vida me he dedicado al flamenco”, dice con orgullo Rosal, quien recuerda que en España hizo muy buenas migas con los artistas gitanos, como su “maestro y mentor” Manolete, y llegaron a apodarla “la gitana rubia”.

Aunque se declara una purista del flamenco, hasta el punto que ni siquiera ha incorporado el cajón peruano a sus espectáculos, en los que solo hay cante, danza, palmas y guitarra, siempre ha apostado por ampliar las fronteras de este arte y explorar sus lazos con el teatro.

Ya en 1990 hizo una versión de “Las mujeres de Troya”, de Eurípides, y más recientemente se ha atrevido con “Casa de muñecas”, de Henrik Ibsen, “La gaviota”, de Antón Chéjov, y “Macbeth”, de William Shakespeare .

Rosal precisa que hace tiempo hizo un espectáculo inspirado en “Las brujas de Salem”, de Arthur Miller, pero no una versión fidedigna de la obra, como es el caso de “Summer and Smoke” (Verano y humo), por lo que considera que esta es su primera producción de un autor estadounidense.

En el precioso escenario del Colony, una joya del estilo Art Deco donde ya han comenzado los ensayos, habrá 14 bailarines, siete hombres y siete mujeres, además de una cantaora y un guitarrista, para representar un drama sureño, como la mayoría de los de Tennessee Williams.

La historia, ambientada en los años siguientes a la primera Guerra Mundial (1914-1918), gira en torno a Alma, hija de un predicador y de una madre desequilibrada mentalmente, que desde pequeña se enamora perdidamente de John, quien reaparece un verano en su vida.

La espiritualidad de Alma y la sexualidad de John chocan en un drama al más puro estilo Tennessee Williams, donde reinan la pasión, el deseo reprimidos, los celos y las mentiras.

Rosal afirma que el flamenco es un lenguaje capaz de expresar todo eso y mucho más. “Llanto, lamento, sufrimiento, alegría, fiesta, amor, rabia (....)”, enumera.

Las letras de las canciones que se interpretan en el espectáculo son todas originales, subraya.

En la obra se tocan muchos de los “palos” (los distintos tipos de cante) del flamenco, tantos que la obra es como “una antología”. Son como “unos 30”, “alegría, zambra, taranto, albores, petenera...)”, dice la bailarina.

En sus producciones, Rosal trae siempre artistas de España, que se suman al elenco de su compañía, formada por bailarines de Estados Unidos y América Latina.

En este caso los dos papeles principales están a cargo de bailarines españoles. Raquel Lamadrid hace de Alma Winemiller y Eloy Aguilar, de Juan o John Buchanan.

También vienen de la cuna del flamenco los bailarines Fran Bas y Pablo Egea, el guitarrista Jesús Núñez y la cantaora Alicia Morales.

La fundadora del ballet La Rosa subraya que para ella “es importantísimo” que el flamenco de sus producciones “sea verdadero”.

Cuando se le pregunta si sus innovaciones e incursiones en terrenos como el teatro son bien vistas entre los que como ella se dedican al flamenco, afirma que en todas las facetas artísticas siempre hay artistas “inseguros” que “tienen celos”.

Rosal subraya que en España siempre la aceptaron y le decían que lo suyo “tenía más valor” porque dejó su país por amor al flamenco, un arte que para ella tiene una “profundidad” y una “universalidad” únicas.

Anuncio