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Los terribles años de la guerra civil de El Salvador

Era estudiante de la Universidad Nacional Autónoma de México cuando la guerra civil azotaba a El Salvador. Entre mis compañeros había muchos salvadoreños. Muchos habían salido de su país para refugiarse en México. Otros permanecían en espera de una oportunidad para integrarse al Frente Farabundo Marti de Liberación Nacional.

Eran años de efervecencia política. En mi departamento se reunían varios compañeros y sintonizában en mi radio de onda corta, Radio Venceremos, la emisoria del FMLN, para escuchar las útimas noticias. Han pasado más 35 años desde el inicio de la guerra, y todavía recuerdo la escena de los compañeros salvadoreños que se encontraban, ese 24 de marzo de 1980, en mi habitación, cuando en la radio se empezó a hablar de la muerte del arzobispo Arnulfo Romero, quien fue asesinado durante una misa en la capilla del hospital Divina Providencia. Muchas otras tragedias nos tocó escuchar juntos, como la masacre de El Mozote, en Morazán en 1981.

Hoy a la distancia, la guerra parece algo muy lejano y por eso, la beatificación de monseñor Romero tiene un significado especial, porque él fue el símbolo de algo que nunca se debió haber perdido en esa nación como lo es la lucha contra la injusticia.

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