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Andrés López López presenta su propia versión sobre la impresionante vida de ‘El Chapo’ Guzmán

No pudo haber un momento más propicio para la salida del nuevo libro de Andrés López López, “Joaquín El Chapo Guzmán: El Varón de la Droga”, que se produjo el mismo día en que se anunció la reciente captura del narcotraficante más famoso de los últimos tiempos.

“No me sorprendió que lo detuvieran, pero sí que ocurriera justamente en ese momento”, le dijo a HOY el conocido autor colombiano a través de una conexión telefónica con Miami, donde radica actualmente. “Sería hipócrita decir que no me emocionó la coincidencia, aunque también me quedé con el sinsabor de no haber podido referirme a los últimos acontecimientos”.

Sin embargo, López López asegura que el éxito que ha tenido el libro, cuya conclusión original llegaba solo hasta la fuga de julio del 2015, le ha permitido crear una versión aumentada que se pondrá a la venta el próximo lunes, donde se comenta el caso de Kate del Castillo y Sean Penn. “De todos modos, creo que tendremos Chapo para rato”, comentó, en alusión al carácter naturalmente cinematográfico del personaje que se encuentra en boca de todos.

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En el caso de alguien como Guzmán, las vivencias han sido tan fascinantes que resulta difícil distinguir entre la realidad y la ficción, por lo que es natural que el lector piense que mucho de lo que se cuenta en este libro sea completamente inventado, ya que si bien se incluyen numerosas circunstancias de amplio conocimiento público, se presenta a ciertos personajes de los que no parece haber mayor información, sobre todo en el caso de los femeninos.

Por ejemplo, uno de los hilos conductores es Jessica, una agente de la DEA que conoce al protagonista cuando ambos son niños y que aparece frecuentemente no solo como interés romántico del mismo, sino como su más férrea perseguidora. “Esta es la historia de ‘El Chapo’ contada desde la óptica de las mujeres, y todas ellas son reales, incluyendo a Jessica, que no se llamaba así y para la que cambiamos un par de situaciones con fines de protección”, afirmó el escritor.

López López asegura que ocurre lo mismo con Camila, una atractiva dama que aparece como doctora en el penal de Puente Grande donde se recluyó a Guzmán y que, en estas páginas, desarrolla un romance con el entonces reo luego de la primera fuga de este. “De hecho, yo me senté a conversar con esa persona, quien me contó su punto de vista, pero que aparece también con otro nombre”, dijo López López. “Una vez libre, ‘El Chapo’ se encontró con ella en situaciones distintas, pero ella recordaba que el tipo que conoció era muy diferente a la imagen que daban las autoridades”.

Por ese lado, el libro no deja de lado la impresión romántica, tipo Robin Hood, que ha acompañado a Guzmán por haber ayudado supuestamente a mucha gente, aunque no evita tampoco mostrar su lado sanguinario en los momentos en que describe el modo en que asesina con su propia arma a muchos de sus contrincantes (y hasta a una mujer inocente). “En realidad, se trata de una persona a la que uno nunca termina de conocer”, enfatizó el escritor. “Cada vez que nos enteramos de un acto de su vida real, nos sorprendemos; y casi de inmediato llega otra cosa que nos sorprende incluso más”.

Pese a que en el libro se encuentran hechos dolorosos para “El Chapo”, como la muerte de conocidos suyos y hasta de su hijo Édgar, la existencia misma de este hombre parece haber estado marcada por una fila interminable de aventuras, emociones y experiencias que podrían querer ser imitadas por muchos jóvenes, sobre todo si tienen pocas expectativas de mejoría en el camino de la legalidad.

“Existen indudablemente personas que sienten que el narcotráfico es la única posibilidad para salir adelante, y para las que es preferible tener cinco años de buena vida que cincuenta en la miseria; pero esa no es necesariamente la forma de pensar más razonable ”, dijo López López, quien tuvo un pasado activo en el mundo del narcotráfico pero que, luego de pagar su condena en la cárcel, alcanzó fama con las novelas “El Cartel de los Sapos” y “El Señor de los Cielos”, que llegaron luego a la pantalla chica bajo su propia supervisión.

En palabras suyas, sus propios dilemas morales quedaron en el pasado, y no los aplica cuando se trata de abordar a un personaje como este. “Yo pagué mi deuda con la ley y hoy en día trato de ser la persona más justa y estable que se pueda”, agregó. “Pero trato también de mantener una objetividad que me permita no echarme ni de un lado ni del otro, y eso es lo que me lleva a tratar de contar la historia que cuento lo más cerca que sea posible de la realidad, dándole al lector la posibilidad de que saque sus propias conclusiones y provocando un debate en la sociedad”.

En todo caso, la inclusión y el descarte de datos, por más reales que sean, pueden cambiar la perspectiva que se obtenga de cualquier realidad, y en ese sentido, “El Varón de la Droga” está lejos de contener críticas tan fuertes a “El Chapo” como las que hizo la reconocida analista mexicana Anabel Hernández en su texto de investigación “Los señores del narco”, donde acusaba al susodicho de toda clase de barbaridades, incluyendo la violación de una reclusa en el mismo penal de Puente Grande.

“Ella está haciendo lo correcto desde su pluma periodística, pero lo cierto es que siempre hay varias versiones sobre una misma historia, y eso no quiere decir que una sea más válida que la otra”, retomó el sudamericano. “Yo hablé con una gran cantidad de personas que lo admiran y lo ven como un antihéroe, sin que eso signifique que ese sea el arquetipo que yo mismo quiero representar en mi vida real”.

Según se sabe, López López, quien trabajó para el cartel del Norte del Valle en los ‘90 y llegó a tener su propio laboratorio de cocaína, logró una condena carcelaria muy reducida (20 meses en lugar de los 11 años inicialmente estipulados por el juez) luego de hacerse informante de las autoridades, lo que podría ser visto como un obstáculo para reunirse con todas las personas con las que afirma haberse encontrado para la investigación de este libro.

“Lo que pasa es que yo no soy un periodista, por lo que no ando buscando un archivo, una primicia ni una historia sensacionalista, sino que trato de ir más allá de donde llegan los titulares de prensa”, nos dijo. “No puedo cambiar mi pasado, pero ese pasado me ha dado la oportunidad de acercarme a fuentes que difícilmente se hubieran acercado a mí en otras circunstancias, quizás porque saben que soy alguien que se equivocó como ellos, porque no los voy a juzgar o porque puedo servirles para contar sus historias”.

López López tampoco hubiera podido tener estos encuentros durante los cinco años de libertad condicional que se le impusieron tras su salida de la prisión, los mismos que lo encontraron ocupado en el desarrollo de varios proyectos televisivos; y ahora mismo, él mismo asegura no tener temor ni estar enterado de las amenazas que se pueden encontrar en los comentarios colocados bajo los reportajes de YouTube que hablan de su pasado.

“Tengo tantas cosas que hacer que ni siquiera tengo tiempo para ir a leer esas cosas”, afirmó con una risa. “Todo el mundo está expuesto a que se diga lo que se diga de uno; pero claro, si yo viviera en Culiacán, lo hubiera pensado veinte veces antes de escribir sobre ‘El Chapo’. En todo caso, si vivo en Miami es porque aquí están mis hijos, no porque quiera escribir historias sobre México”.

Sea como sea, “El Varón de la Droga” llegará pronto a la televisión a través de UniMás, ya que, como nos lo comentó nuestro entrevistado, la serie respectiva se empezará a grabar dentro de unas dos semanas; pero no quiso adelantar más detalles debido a razones contractuales. “En este caso, yo mismo estoy haciendo los libretos”, confirmó el autor, quien conoció brevemente a “El Chapo” durante una reunión de mafiosos.

Por último, prefiere tener más información para juzgar los cuestionamientos a Del Castillo y Penn y hasta la investigación que se ha entablado en relación a la primera. “Quiero pensar que el objetivo de la justica es encontrar a gente que ha cometido actos delictivos y no ejercer la venganza”, explicó. “Hay que darle tiempo a esa justicia para que haga su investigación y la termine, porque es fácil condenar a cualquier persona, pero cuando uno ha obrado de manera correcta, no tiene de qué preocuparse”.

Le parece que cualquier persona -incluyéndose- hubiera aceptado entrevistar a “El Chapo” por todo lo que significaba esa conversación, pero reconoce que siempre hay límites para algo así. “Habrá que ver cuáles fueron las condiciones para ese encuentro y saber si no se faltó a la ley de algún modo”, dictaminó.

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