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Cómo su ADN podría hacerlo más susceptible al COVID-19

Los científicos que examinaron los datos genéticos de casi 50.000 pacientes con COVID-19 han descubierto 13 ubicaciones clave entre los 3 mil millones de pares de base del genoma humano, que pueden influir en la susceptibilidad de una persona a una infección por coronavirus o su riesgo de desarrollar una enfermedad grave.

Los hallazgos, publicados el jueves en la revista Nature, podrían ayudar a los investigadores a diseñar o reutilizar tratamientos para el COVID-19.

La investigación “muestra claramente que es posible hacer rápidamente un estudio genómico humano de enfermedades infecciosas y encontrar resultados útiles y médicamente relevantes”, señaló Samira Asgari, genetista estadística del Hospital Brigham and Women en Boston, quien no participó en el trabajo.

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Una de las características distintivas del coronavirus es su capacidad para desencadenar una enfermedad grave en algunas personas y prácticamente ningún síntoma en otras. Ha quedado claro que muchos factores ambientales y biológicos influyen, por ejemplo, la edad y el estado socioeconómico de un individuo, su historial de diabetes o enfermedades cardíacas, así como su consumo de tabaco.

“Pero incluso cuando se tienen en cuenta esas cosas, muchas veces todavía vemos diferencias en los resultados”, explicó Asgari.

Nuestro ADN puede proporcionar al menos una explicación parcial.

Los científicos saben que la variación genética puede influir en la gravedad de otras enfermedades infecciosas. En algunos casos, las mutaciones raras pueden significar la diferencia entre síntomas leves y enfermedades graves. Otras variaciones genéticas más comunes pueden tener un efecto más moderado sobre la gravedad de la enfermedad.

Los estudios de genómica humana de enfermedades infecciosas son bastante raros en comparación con los de otros padecimientos con una base genética compleja. Eso se debe en gran parte a que los científicos tienden a estudiar el microbio que causa la enfermedad en lugar de el huésped que está infectado, indicó Asgari, quien coescribió un texto que Nature publicó con los descubrimientos.

Además de eso, los efectos de la variación genética suelen ser bastante pequeños cuando se comparan con factores como la edad o el acceso a la atención médica.

Esto significa que los investigadores tendrían que reunir estudios con decenas de miles de participantes, si no más, cuyas características son bien conocidas para detectar un vínculo genético sutil. Y tendrían que hacerlo rápido, en el corto período en el que una infección aún desencadena los síntomas.

Para superar estos desafíos, científicos de todo el mundo unieron fuerzas al comienzo de la pandemia para crear la Iniciativa de Genética de Huéspedes de COVID-19. Su colaboración creció hasta incluir a más de 3.000 investigadores y médicos que combinaron datos de 46 estudios en los que participaron un total de 49.562 personas de 19 países que tenían COVID-19 y otros 2 millones sin la enfermedad que sirvieron como controles.

Junto con la información genética de los sujetos, recopilaron métricas clave, como la edad y el sexo, que pueden influir en la gravedad de la enfermedad.

Su análisis arrojó cuatro loci, o ubicaciones en el genoma humano, que están relacionados con el riesgo de que una persona se infecte con el SARS-CoV-2, y otros nueve loci que están asociados con la potencia de la enfermedad.

Luego, los científicos buscaron genes que estuvieran cerca de cada uno de estos loci, obteniendo más de 40 candidatos. Muchos se habían relacionado anteriormente con el funcionamiento de los pulmones o el sistema inmunológico.

Entre ellos se encontraba el gen ampliamente estudiado y conocido como TYK2. Las personas con una versión particular de este gen son más susceptibles a la infección por patógenos distintos del SARS-CoV-2, pero también tienen un riesgo menor de desarrollar muchos tipos de enfermedades autoinmunes. En el nuevo estudio, los investigadores encontraron que ciertas mutaciones en el TYK2 están asociadas con un riesgo, de 29% a 59% más alto, de padecer una enfermedad de COVID-19 grave.

Varios de los loci relacionados con el riesgo de un COVID-19 grave parecían estar asociados con genes implicados en la enfermedad pulmonar, lo que no es una gran sorpresa, dado que el SARS-CoV-2 ataca al sistema respiratorio.

Uno de los genes candidatos cerca de los loci asociados con el riesgo de infección fue el SLC6A20, que interactúa con el receptor ACE2, el objetivo del coronavirus para desbloquear e invadir una célula. Otro gen candidato es ABO, que ayuda a determinar el tipo de sangre de una persona.

Asgari señaló que dos de los loci se encontraron solo al incluir a personas con ascendencia del este de Asia en el estudio, lo que subraya la importancia de tener un grupo diverso de individuos en este tipo de investigación.

Dichas investigaciones pueden ayudar a los científicos a comprender mejor cómo combatir el COVID-19, añadió, aunque la información debería ser parte de una estrategia más amplia.

“La genética es un componente que puede ayudarnos a encontrar nuevos objetivos farmacológicos, con la comprensión de la biología de las enfermedades infecciosas”, señaló Asgari. “Pero no debe renunciar a todos los demás factores no genéticos que tienen efectos realmente importantes”.

Por supuesto, el coronavirus no es estático, está generando nuevas variantes, como la Delta que ahora se está extendiendo por todo el mundo. No está claro qué sucede cuando la diversidad genética del virus se encuentra con la diversidad genética de los seres humanos. Pero los científicos dicen que les gustaría averiguarlo.

“Creo que muchos de nosotros estamos muy emocionados de poder observar la posible interacción entre el genoma del huésped y el genoma viral”, señaló el genetista Mark Daly, director del Instituto de Medicina Molecular de Finlandia y uno de los autores principales del estudio. Ahora que los investigadores han identificado factores clave en el genoma humano, agregó, “tenemos la oportunidad de dar los siguientes pasos”.

Si quiere leer este artículo en inglés, haga clic aquí.

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