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Obituario: Nicholas Hernández 1946-2018

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San Diego Union-Tribune

Nicholas Hernández, líder sindical quien marchó con César Chávez en la década de 1970 y fue miembro fundador de Ronald McDonald House Charities San Diego, murió el 15 de mayo.

Tenía 73 años.

Hernández fue uno de seis hermanos y ocho hermanas. Nació en Zacatecas, México y creció ayudando a su padre a labrar el campo. Cuando su familia se mudó a Barrio Logan él tenía 7 años y trajo esa ética de trabajo con él.

Para pagar por educación privada en la escuela primaria de Saint Joseph, Hernández consiguió un trabajo.

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“Comenzó a trabajar cuando tenía 12 años barriendo afuera del Supermercado Perkin para pagar su propia escuela”, dijo su esposa, Connie Hernández.

Connie Hernández, quien también creció en Barrio Logan, conoció a quien sería su esposo en un baile en el War Memorial Building en Balboa Park en la década de 1960. Entonces ella tenía 17 años.

“Llegó y me pidió que bailara”, dijo. “Es como dicen, el resto es historia”.

Se casaron dos años más tarde, después de que Nicholas Hernández regresó de la Guerra de Vietnam, donde obtuvo dos Corazones Púrpura. Las medallas cuelgan junto a las fotos de la época de Hernández en Vietnam para decorar la sala en casa de la familia.

Hernández trabajó como carpintero en Carpenter’s Local 220. Rápidamente escaló las filas del liderazgo sindical y se involucró fuertemente en el activismo durante los años setenta.

A menudo bromeaba que su activismo laboral estaba predeterminado.

“Estaba en su sangre, decía, porque nació el Día del Trabajo”, dijo su hija Carina Hernández.

El activismo fue un asunto familiar. Los niños de Hernández caminaron entre protestas desde que tienen uso de memoria.

Las salidas de fin de semana involucraban el registro de personas para votar afuera de los supermercados, recordó Carina Hernández.

En ese momento, Hernández era uno de los pocos líderes laborales latinos en San Diego. Ayudó a reunir apoyo para los boicots de César Chávez y el famoso activista chicano a menudo se quedaba en la casa de Hernández con sus dos perros, Boycott y Huelga.

Durante una de las visitas, el hijo de Hernández se metió en problemas en la escuela por decirle a un maestro que conoció a César Chávez. El maestro pensó que todo era un invento.

“Estaba en tercer grado y dijo: ‘Cesar Chavez durmió en mi habitación anoche’, así que me llamaron y me dijeron que estaba inventando historias”, dijo Connie Hernández riendo. “Pero no era un invento”.

El apoyo de Hernández fue fundamental para el movimiento, dijo Dolores Huerta, activista de derechos civiles que cofundó la Asociación Nacional de Trabajadores Agrícolas con César Chávez.

“En aquellos días, no era fácil apoyar a la Unión de Agricultores porque la gente era crítica”, dijo. “Mucha gente no estaba dispuesta a ayudar, incluidos los trabajadores”.

En 1976, la trágica muerte del hijo de Hernández, de 4 meses y medio, empujó a la familia a otro tipo de activismo. Después de un diagnóstico de leucemia, a su hijo Matthew le dieron menos de seis meses de vida.

En ese momento, no se permitió a los padres quedarse en el hospital durante la noche, por lo que Connie y Nicholas batallaron para estar con su hijo las 24 horas del día.

Después de la muerte de Matthew, los Hernández conocieron a otros padres en situaciones similares. Se enteraron de una organización benéfica que ofrecía a las familias de niños que reciben tratamiento contra el cáncer un hogar lejos del hogar y decidieron abrir uno en San Diego.

Ronald McDonald House Charities ofrece a los padres y hermanos de niños enfermos un lugar para quedarse y suple sus necesidades básicas para que puedan centrarse mejor en el cuidado de sus seres queridos.

Para construir la Ronald McDonald House, Hernández llamó a pintores, albañiles, plomeros y electricistas para que proporcionaran la mayoría de los costos laborales de forma gratuita.

Hernández permaneció activo en la organización sin fines de lucro hasta su muerte.

“Siempre sintió que de todo el trabajo que había logrado profesionalmente o como voluntario, de eso era de lo que estaba más orgulloso porque era un legado para nuestro hijo Matthew”, dijo Connie Hernández. “Eso mantuvo viva su memoria”.

Tristemente, la misma enfermedad de Matthew también fue padecida por Nicholas Hernández. Murió de cáncer no diagnosticado. Cuando los doctores lo descubrieron, el cáncer ya estaba en etapa cuatro.

A Hernández le sobreviven su esposa, cuatro hijos, nueve nietos y un bisnieto.

Solís escribe para el U-T.

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