Bush, precandidato con esposa mexicana, se encuentra en el fondo de las preferencias
MIAMI/EFE — El precandidato republicano Jeb Bush comenzó el lunes en Tampa una corta gira por Florida con la que busca darle un nuevo impulso a su campaña y minimizar las críticas de su desempeño en el último debate.
Bush, que sigue cuesta abajo en los sondeos de opinión, pretende demostrar su experiencia y resaltar la “visión” más que la “personalidad”, mientras su campaña enfrenta recortes.
“Esta elección no se trata de una exposición de personalidades, se trata de un conjunto de principios”, aseguró hoy el exgobernador de Florida (1999-2007) a sus seguidores en Tampa.
Con su nuevo eslogan, “Jeb puede arreglarlo”, el aspirante visita esta tarde Winter Park, en el área de Orlando, y en la noche estará en Jacksonville, en el norte de Florida, donde enfatizará su récord como gobernador Florida durante ocho años.
El miércoles pasado, el menor de los Bush enfrentó sin éxito el tercero de los debates presidenciales republicanos, al cabo del cual dijo a la prensa que hay dos clases de políticos: “los que hablan y los que hacen”.
Bush, quien ha sido criticado por expertos políticos que consideran su campaña en “cuidados intensivos” tras el último debate de la cadena CNBC, insistió en sus palabras y señaló que esta elección “es acerca del liderazgo”.
El republicano fue especialmente criticado por la forma como criticó al senador Marco Rubio, al que acusó de inasistencia a las sesiones del Congreso, en un intercambio del que salió mal librado por falta de contundencia.
“Estoy realizando esta campaña a mi manera. Y déjenme decirles algo: cuando el polvo desaparezca y contemos los delegados, vamos a ganar esta campaña”, expresó Bush.
Una y otra vez, el candidato repitió “Yo puedo arreglarlo”, refiriéndose al “estancamiento en Washington”, a los “recortes militares” y a la política exterior del presidente Barack Obama.
“Como ustedes pueden haber oído, la semana pasada estuve en Colorado para el tercer debate presidencial republicano”, dijo riéndose, pero insistió en que lo importante es la “visión” y no las discusiones de temas banales o “qué candidatos pueden interrumpir más ruidosamente”.
Sin mencionar al precandidato Donald Trump, que desde junio pasado lidera la mayoría de las encuestas, Bush criticó que no se puede simplemente “despedir al Congreso e irse a mensajes comerciales”, en alusión a “The Apprentice”, un popular concurso de televisión del magnate inmobiliario.
“No voy a entrar en el papel de agitador enojado que ellos han creado para nosotros, ya que no está en mi corazón. Al final, ese papel es sólo un pequeño papel en la historia de otra derrota conservadora, y otro victoria liberal”, lamentó.
La esposa de Jeb, Columba Bush, es mexicana y emigró a Estados Unidos de manera legal.
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