Anuncio

La banda sonora ayuda al futbol estadounidense a conseguir su pase a la Copa Mundial y a redefinir su imagen

United States players hold a banner at the end of a FIFA World Cup qualifying match against Panama.
Los jugadores de Estados Unidos sostienen una pancarta al final de un partido de clasificación para la Copa Mundial de la FIFA contra Panamá el domingo en Orlando, Florida. Estados Unidos ganó 5-1.
(Julio Cortez / Associated Press)
Share via

El torneo de clasificación para el Mundial apenas comenzaba cuando los jugadores de la selección de Estados Unidos se dieron cuenta de que tenían un problema.

No tenía nada que ver con la lista o las lesiones o incluso el estilo de juego. Era el sistema de sonido del vestuario. No tenía el volumen suficiente en los vestuarios que utilizaba el equipo.

“Desde que estoy en la selección, tenemos esta pequeña bocina Bose. No se oye la música”, dijo el defensa DeAndre Yedlin, cuyas 72 apariciones lideran a todos los jugadores de la selección. “No sé por qué han tenido que pasar ocho años o el tiempo que sea, pero por fin tenemos una buena bocina con la que podemos jugar”.

Anuncio

“Estamos muy emocionados”.

El altavoz, que el equipo bautizó hace 10 días, parece haber llegado justo a tiempo, porque Estados Unidos puede tener motivos de celebración el miércoles por la noche tras el último partido de lo que ha sido una ardua competición de clasificación de siete meses y 14 partidos.

Los tres primeros equipos del torneo en el que participan ocho selecciones avanzan directamente a la Copa Mundial de este otoño en Qatar, y la única forma en que Estados Unidos puede terminar por debajo del tercer puesto es perdiendo ante Costa Rica por seis o más goles. Estados Unidos no ha perdido un partido de esa manera desde 1979.

Gane, empate o pierda por cinco goles, todo acabará igual: con Estados Unidos en el Mundial y con la mancha de haberse perdido el torneo hace cuatro años parcialmente borrada.

Pero los estadounidenses dicen que quieren más. Estados Unidos nunca ha ganado una eliminatoria en Costa Rica, por ejemplo, y acabar con esa racha el miércoles sería un colofón apropiado para esa competencia preliminar.

Costa Rica, por su parte, llega al partido en una posición mucho más precaria. Aunque los ticos están invictos en sus últimos seis partidos, tienen pocas posibilidades de clasificarse directamente para Qatar. Para superar a Estados Unidos, tendrían que ganar el miércoles y superar una desventaja de 10 goles; para alcanzar a México, tercer clasificado, sería necesario que el Tri perdiera en casa contra El Salvador y cediera su ventaja de cuatro goles en la diferencia.

Pero incluso con una derrota, Costa Rica tiene asegurada una plaza en la eliminatoria interconfederaciones, en la que estará en juego un último puesto en el Mundial. Por eso, con nueve jugadores con tarjetas amarillas, el seleccionador Luis Fernando Suárez puede decidir reservarlos contra Estados Unidos en lugar de arriesgarse a perderlos por suspensión para el partido de repesca de junio.

El centrocampista estadounidense Tyler Adams se desentendió de cualquier hipótesis o escenario complicado. Para él, una victoria lo solucionará todo.

“Sean cuales sean las circunstancias, no nos hemos clasificado para el Mundial. Y esa es la realidad”, dijo. “Vamos a este partido con la mentalidad de ganar”.

“Quiero ir a todos los partidos con la mentalidad de que vamos a ganar”, continuó Adams. “Ahora mismo estamos en una posición en la que podemos venir a Costa Rica y conseguir la primera victoria”.

Si eso ocurre, el mérito debería ser, al menos en parte, del administrador del equipo que encargó la nueva bocina. Y si eso le parece una locura, es que nunca ha estado cerca de un equipo de atletas de élite. Para ellos, la música no es sólo un ruido de fondo, es la banda sonora de su rutina diaria; es lo que mantiene la energía y la tensión durante una larga temporada, o un largo torneo de clasificación.

En la selección estadounidense, el delantero Tim Weah es el encargado de la lista de canciones, y es un trabajo que se toma muy en serio.

“Simplemente mantenemos a los chicos preparados, los mantenemos con energía”, dijo. “Nos mantiene contentos, nos mantiene animados y, sin duda, es algo positivo”.

Weah, de 22 años, dice que esucha cualquier cosa, pero sus gustos se inclinan por el reggaetón y los raperos J Balvin y Bad Bunny.

“Me gusta la música que te da energía”, dijo Yedlin, de 28 años. “Mientras vea que todo el mundo se contagia del ambiente, eso es lo más importante. La fuerza de este grupo es que estamos muy unidos. Tenemos tan buena química que todo el mundo se lo pasa bien”.

Eso se ha ido construyendo durante mucho tiempo, coinciden Adams y Weah. Aunque Estados Unidos tiene una de las selecciones nacionales más jóvenes del mundo, gran parte de su núcleo ha jugado junto durante años en equipos nacionales de categorías inferiores.

“Hemos creado vínculos y una química que, para ser honesto, es muy diferente a la de muchos equipos en los que he jugado”, dijo Adams, de 23 años. “Creo que eso se debe al hecho de que somos jóvenes, hemos jugado juntos antes y nos hemos preparado realmente para esta oportunidad”.

“Realmente queremos reescribir la forma en que los aficionados estadounidenses nos ven. No sólo por nuestro estilo de juego, sino por nuestra intensidad, nuestro compromiso y nuestra convicción”.

Y, podría haber añadido, por subirle el volumen de la música también.

Para leer esta nota en inglés haga clic aquí

Anuncio