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Cortés: Dodgers y el problema de ser rico

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Además de los deportes, uno de los temas que más me interesa es la economía. Y muchas veces, ambos van de la mano.

Hace unas semanas leía un artículo que se titulaba “Las 10 cosas más importantes sobre finanzas personales que alguien sin conocimientos financieros debe saber”, y un punto en particular llamó mi atención.

Recomendaba: para todo, compra a precios competitivos, no pagues precio de etiqueta. Si siempre pagas todo al precio que el vendedor pide, te están explotando.

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Muchos de ustedes pueden pensar que la gente con dinero es la que menos debe preocuparse por algo así, pero ellos son los que más sufren las consecuencias de ese problema.

El béisbol es el único deporte entre las ligas profesionales de Estados Unidos que no tiene tope salarial, pero sí tiene un impuesto de lujo, que los equipos que más gastan deben pagar si se pasan de cierta cantidad de dinero, cifra que Grandes Ligas establece cada año.

Los clubes en mercados grandes son los que suelen pagar ese impuesto, porque son los que tienen más ingresos y se pueden dar el lujo de pagar por los mejores jugadores, muchas veces más de lo que en verdad valen –de ahí el nombre de ese impuesto–.

La semana pasada, Grandes Ligas reveló las nóminas de todos los equipos, y por segundo año seguido, los Dodgers son la franquicia que más gastó en jugadores, con un total de $270 millones de dólares.

Antes que los Dodgers, los Yanquis de Nueva York –otro equipo de un mercado grande–, fueron por 15 años consecutivos el equipo que más gastó.

El problema de la gente (o los equipos) con mucho dinero es que, a menudo, no saben qué hacer con él, y entonces comienzan a gastarlo pobremente. Dodgers y Yanquis tienen tantos recursos por sus multimillonarios contratos de televisión, que se les hace fácil pagar por superestrellas (que no siempre se ajustan a sus necesidades), con tal de mantener su estatus de ricos y poderosos.

Pero el tiempo ha demostrado que el dinero no compra títulos, y cada año hay ejemplos de ello. Apenas la temporada pasada, los Reales de Kansas City –la 11ª nómina más baja entre las 30 de las Mayores, con $92 millones de dólares– fueron los campeones de la Liga Americana, mientras los Dodgers gastaron $235 millones y se quedaron en la primera ronda de los playoffs.

Y las consecuencias del despilfarro angelino empiezan a reflejarse. Debido a la ‘limpia’ de jugadores que el nuevo presidente de operaciones del equipo, Andrew Friedman, hizo esta temporada, de los $270 millones de la actual nómina, $44 millones los están pagando a jugadores que ya ni siquiera están en el equipo, entre ellos Matt Kemp, quien ahora juega para los Padres. Vaya, le están pagando al enemigo, pues San Diego es un rival directo de su división.

En la NFL están los casos de los Cowboys y Redskins, los dos equipos que más dinero generan, pero que no ganan un título hace más de 20 años. En contraparte, los Packers y los Saints no cuentan con tantos recursos, pero los que tienen los gastan con inteligencia. En el béisbol, los que se caracterizan por hacer eso son los Rays y los Atléticos.

Incluso esta temporada, equipos como Seattle, Kansas City, Pittsburgh y Cleveland, de mercados pequeños y con bajos presupuestos, son sólidos candidatos a ganar sus divisiones.

Ser rico y poderoso, al menos en el deporte, pocas veces es lo más efectivo.

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