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Entre tazas de café y recuerdos, María Fernanda Rivera pondera lo vivido en el consulado de Honduras en L.A.

La cónsul general de Honduras, María Fernanda Rivera, asumió su cargo en Los Ángeles el 1 de agosto de 2019.
(Soudi Jiménez/Los Angeles Times en Español)

Los dedos de María Fernanda Rivera siguen tecleando. Esta vez el tiempo es su adversario. En la mesa que tiene enfrente se encuentran desparramados varios documentos, una bandera y dos computadoras portátiles. También se encuentran vacíos dos vasos plásticos y tres tazas con rastros de café.

“Voy a seguir aquí, sigo siendo la cónsul hasta las 12”, dijo cuando el reloj marcaba poco después de las 5 pm.

“No me puedo ir hasta que termine”, agregó Rivera, quien calzaba tenis y vestía un jeans y una camisa manga larga blanca.

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La prisa de María Fernanda no era antojadiza. Su premura estaba ligada al acuerdo que recibió el martes en donde le notificaron la destitución de su cargo. A pesar de la salida poco elegante, ella dicidió hacer lo que le hubiese encantado recibir cuando entró al servicio exterior hondureño.

“A mi nadie me enseñó cómo ser cónsul, yo podría irme y que no me importe lo que va a pasar aquí, y no enseñarle a la persona que quede encargada; todo el día eso es lo que hemos estado haciendo”, explicó la oriunda de Tegucigalpa que llegó a Los Ángeles el 1 de agosto de 2019.

“Es un poco preocupante la forma, no hay aviso (anticipado), no hay nada”, comentó Rivera, mientras elaboraba los últimos informes y traspasaba documentos, formularios y otras instrucciones a Grace Sierra, vice-cónsul, que desde este 1 de septiembre se encuentra al frente de esta oficina gubernamental.

El programa es ofrecido por East Los Angeles College (ELAC) en donde 75% de los alumnos son latinos, de ellos el 20% son centroamericanos

La sacudida diplomática ya se veía venir, pero no se sabía cuando llegaría. Las autoridades aseguran que han sido más de 40 funcionarios trasladados o despedidos en las semanas recientes, entre ellos se incluyó a Rivera, quien fungió como cónsul general en Los Ángeles hasta este 31 de agosto.

En lo que va del mandato de la presidenta Xiomara Castro, en el poder desde el 27 de enero, María Fernanda es la tercera persona cesada de sus funciones en esta oficina, en mayo pasado ocurrió lo mismo a la vice-cónsul Violeta Sandino y el martes, 30 de agosto, también fue despedida una agente consular.

Con las tres bajas, el consulado hondureño local solo contará con cinco empleados para lidiar con la alta demanda de servicios, ya que las autoridades todavía no saben cuándo se enviarán a los reemplazos.

“La presidenta está considerando candidatos, no sé a qué nivel se encuentra (el proceso). Ella toma la decisión y luego nos informa”, aseguró Antonio García, vice-canciller de asuntos consulares y migratorios.

De acuerdo al vice-canciller, estos cambios son normales cuando llega un nuevo gobierno. García sostiene que la presidenta Castro se ha tomado el tiempo para que estas decisiones sean de “una manera mesurada” y aclara que el sismo diplomático va a continuar en los meses venideros.

“Unos (fueron despedidos o trasladados) porque no tienen la confianza de la presidenta, unos por mal desempeño, va de todo”, advirtió el funcionario. “Finalmente se están haciendo los cambios que han estado demandando muchas personas, también faltan muchos procesos por nombrar”.

La vice-cónsul Violeta Sandino fue separada de su cargo en L.A. como parte de los cambios implementados por el gobierno de Xiomara Castro

Los despidos en la oficina local son celebrados por los simpatizantes del Partido Libertad y Refundación (LIBRE), el cual llevó al poder a la presidenta Castro.

Rick Sánchez, fundador de Hondureños Indignados de Los Ángeles (HILA), considera que desde el golpe de Estado que sufrió Manuel “Mel” Zelaya, en el 2009, los grupos afines fueron ignorados en el consulado y no se han sentido representados por los funcionarios nombrados por el Partido Nacional.

“Para nosotros es un triunfo más en esta lucha que hemos tenido por muchos años”, indicó el oriundo de San Pedro Sula, al saber que la cónsul Rivera fue removida del cargo, una noticia que se regó como pólvora entre la comunidad hondureña. “Todavía quedan residuos, esperamos que sean sustituidos”, subrayó Sánchez.

Para otros, sin embargo, es un retroceso de lo que se había logrado.

Maynor Sandoval, empresario y líder comunitario, considera que la gestión de la ex-cónsul Rivera le dio “un gran giro” al trabajo que venía realizando esta oficina gubernamental antes de su llegada.

“Ahora volvemos a estar en el limbo, en la incertidumbre de saber si las nuevas autoridades estarán dispuestas a continuar con el servicio a la comunidad o solamente vendrán a acomodarse en los asientos y atender solo a una parte de la comunidad”, reflexionó el oriundo del departamento de Yoro.

En esta imagen, la cónsul María Fernanda Rivera entrega una ración de comida en el vecindario de North Hollywood.
Al menos tres entregas de alimentos son las que ha coordinado el consulado de Honduras en L.A. junto a organizaciones locales. En esta imagen, la cónsul María Fernanda Rivera entrega una ración de comida en el vecindario de North Hollywood.
(Soudi Jiménez/Los Angeles Times en Español)

En los últimos tres años, Rivera le dio una proyección comunitaria al consulado local. Se movilizó durante la pandemia para proveer alimentos gratis a las familias de escasos recursos. Y durante los estragos de las tormentas Eta e Iota se recolectaron y enviaron insumos a los lugares más afectados.

De igual manera, recientemente la oficina consular jugó un rol importante para la creación de la cámara de comercio hondureña.

Ese trabajo realizado, no obstante, se vio empañado cuando Rivera utilizó el consulado y sus recursos para apoyar la campaña del oficialista Partido Nacional, que llevaba como candidato presidencial al alcalde de Tegucigalpa, Nasry Asfura, conocido como “Papi”, quien perdió las elecciones contra Castro.

“No vamos a permitir a cónsules casados con un grupo o descuidando a otros grupos, todos somos hondureños y estamos para servir a todos los compatriotas; las remesas vienen de cachurecos, liberales, PSH y LIBRE, y no podemos hacer grupitos”, señaló el vice-canciller García.

“Es una instrucción de la presidenta, somos funcionarios públicos, esa práctica del pasado tiene que desaparecer”, añadió el funcionario diplomático.

La cónsul general, María Fernanda Rivera, convocó a líderes locales a eventos con el candidato Nasry Asfura y antes de las elecciones expresó su apoyo públicamente

Si bien Rivera reconoce que los cambios eran esperados, en el fondo ella deseaba seguir en el cargo aunque se tratase del gobierno de un partido diferente al suyo.

“Me entristece, no lo puedo negar; sería ridículo tratar de negarlo, no solo porque es lo que he estado haciendo por estos 12 años, sino porque me enamoré de mi trabajo”, confesó María Fernanda, quien pide no ser fotografiada debido al maquillaje diluido por las lágrimas que no había podido controlar.

La notificación de su despido la recibió el martes. Rivera cuenta que ese día siguió con su rutina, apoyó en la impresión y entrega de pasaportes. Sin embargo, este miércoles fue una montaña rusa de emociones.

Al ver que el tiempo avanzaba y tendría que dejar la oficina, las memorias afloraron. La ahora ex-cónsul cuenta que al iniciar esta carrera, en el 2010, tan solo tenía 23 años. En ese momento, la graduada de la licenciada en comunicaciones y publicidad de la Universidad Tecnológica Centroamericana (Unitec), tuvo que hacer de todo.

“Empecé contestando el teléfono, lo hice siempre dando lo mejor de mi y con el propósito de darle un trato no solo de calidad, sino afectuoso, al migrante”, indicó sobre su experiencia en el consulado en Atlanta (Georgia), en donde llegó nombrada como consejera económica.

María Fernanda, de 36 años, es hija de Alden Rivera, quien ha fungido como vice-canciller, secretario de desarrollo económico y embajador de Honduras en México.

Ella fue promovida a vice-cónsul en el 2011 y al llegar a la presidencia Juan Orlando Hernández, en el 2014, la ascendieron a cónsul general, siempre en Atlanta. En el 2019, a pesar del buen trabajo realizado en Los Ángeles por el cónsul general Pablo Ordóñez, fue removido de su cargo y en su lugar llegó Rivera.

“Yo me voy totalmente satisfecha, me voy con la frente en alto”, aseguró sin remordimientos.

El DNI servirá para identificarse, votar en las elecciones presidenciales de Honduras y realizar trámites varios

La ex-cónsul lamentó que todo haya ocurrido tan rápido. Recordó que en países como Costa Rica y México se respeta la carrera diplomática. Ella no tuvo ni tiempo para despedirse de sus colegas ni de los representantes de organizaciones hondureñas. Tampoco ha decidido qué hacer ahora que no tiene empleo.

“Me llevo un montón de recuerdos, bien bonitos”, dijo evocando la primera entrevista que dio a este periódico cuando recién se estrenaba en el cargo en agosto de 2019. En ese momento tenía una hija, ahora de seis años. Aquí le nació la segunda, en enero de 2020.

“Uno sabía que los cambios venían, pero uno no se espera el momento exacto”, reflexionó Rivera, antes de regresar al teclado para seguir escribiendo su reporte final, y aunque se le hiciera más tarde, aseguró que dejaría todo en orden, porque desea que sus compatriotas no vean interrumpidos sus servicios.

“Mi pasión es apoyar a la comunidad hondureña, mi pasión es mi país”, concluyó.

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