Anuncio

Los maestros enfrentan presión para volver a las aulas incluso antes de ser vacunados

A young El Monte student raised her hand while wearing a mask.
Aalisa Brown levanta la mano durante un programa extracurricular en la Rio Vista Elementary School, en El Monte. El Distrito Escolar de la Ciudad de El Monte brinda ayuda adicional a los hijos de trabajadores esenciales mientras los campus permanecen cerrados.
(Myung J. Chun / Los Angeles Times)
Share via

La batalla por la reapertura de las escuelas de California se intensificó este miércoles, cuando el gobernador Gavin Newsom y la administración Biden afirmaron que los campus pueden reabrir de forma segura sin que los maestros estén vacunados, y los sindicatos rechazaron la idea, pidiendo que los trabajadores escolares sean inmunizados como parte de cualquier iniciativa para que los estudiantes vuelvan a las aulas.

Haciéndose eco del debate, la sede del sur de California de la Academia Estadounidense de Pediatría pidió que las escuelas abran inmediatamente, afirmando que los daños de mantener a los niños alejados de las aulas superan los riesgos de que regresen. Mientras tanto, United Teachers Los Angeles acusó a los funcionarios de jugar a la política con la vida de sus miembros, de los alumnos y las familias de estos.

La cuestión de la reapertura se volvió más urgente en los condados del estado a medida que las tasas de infección por coronavirus y otras métricas de salud tienden en una dirección positiva, lo cual pronto podría permitir el regreso a los campus, cerrados desde marzo pasado en los condados de Los Ángeles, Orange y San Diego, entre otros. Ya otros 18 condados que no pertenecen al sur de California recibieron luz verde para abrir las escuelas primarias conforme las pautas estatales recientemente adoptadas.

Anuncio

Los funcionarios estatales y federales han insistido durante algún tiempo en que los campus para estudiantes de jardín de infantes hasta el grado 12 pueden reabrir de manera segura sin que los maestros estén vacunados, y lo enfatizaron este miércoles. “Hay cada vez más datos que sugieren que las escuelas pueden volver a abrir sus puertas de manera segura, y ello no sugiere que los docentes deban vacunarse”, comentó la Dra. Rochelle Walensky, nueva directora de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de EE.UU, en una sesión informativa del equipo de respuesta contra el COVID-19 de la Casa Blanca.

Cuando se le preguntó acerca de los comentarios de la funcionaria, Newsom manifestó que respalda “el punto de vista de la administración Biden, reforzado nuevamente hoy en su conferencia de prensa, de que podemos reabrir escuelas de manera segura con [un] nivel apropiado de apoyo”.

El gobernador fue más directo en un simposio en línea, la semana pasada, de la Asociación de Administradores Escolares de California. Si las vacunas para todos los empleados escolares fueran una condición previa para regresar a las aulas este año académico, comentó, “bien podríamos decirle a la gente la verdad: no habrá instrucción en persona en el estado de California. Solo hay que decirles la verdad”.

El miércoles, Newsom insistió en que había hecho su parte al priorizar a los maestros, colocándolos en un nivel superior de elegibilidad para las dosis. Sin embargo, según las reglas estatales, depende de las autoridades de salud locales decidir si los docentes y otros trabajadores escolares tendrán acceso ahora o más adelante, cuando los suministros sean más abundantes.

En el condado de Los Ángeles, los grupos de alta prioridad, incluidos los trabajadores de la salud y los mayores de 65 años, son elegibles para vacunarse, mientras que los maestros no. En Long Beach, que tiene su propio departamento de salud, los empleados del distrito escolar son elegibles, aunque enfrentan los mismos desafíos que los demás para programar citas.

Un portavoz de la Asociación de Maestros de California, elogió la intención de la administración Biden de reabrir las escuelas de manera segura, así como los esfuerzos de los CDC, para “recuperar el tiempo perdido” por la administración Trump.

El sindicato sostuvo que el estado debe priorizar a los empleados escolares según la mayor necesidad para abrir campus en fases, y también para proteger a los empleados en escuelas que ya reabrieron.

“Deben proporcionar las vacunas a todos los empleados que deban presentarse en persona y antes de que los alumnos retornen”, señaló Claudia Briggs.

El superintendente del Distrito Escolar Unificado de Los Ángeles, Austin Beutner, considera crucial que los funcionarios de salud seleccionen a los empleados de las escuelas para que se vacunen mientras los campus están cerrados, para eliminar ese impedimento y proceder después a la reapertura.

“No será suficiente vacunar a algunos miembros del personal escolar ahora y a otros en el futuro”, agregó Beutner. Los campus en el segundo distrito escolar más grande de la nación se han preparado para operar de manera segura para la instrucción y para servir como centros comunitarios de inmunización, añadió.

Debido a las pautas complejas y en evolución, y las condiciones de salud, algunos distritos escolares suburbanos y rurales de California retomaron las clases presenciales. Otros solicitaron con éxito las exenciones para escuelas primarias o aprovecharon las reglas que permiten las clases en persona para estudiantes con necesidades especiales.

La renuencia de algunos distritos a retomar la instrucción presencial, incluido el Distrito Unificado de Los Ángeles, generó pugnas. En San Francisco, el miércoles, los funcionarios de la ciudad dieron el paso inusual de demandar a su propio sistema escolar por no aumentar los servicios en persona.

Los maestros de otras partes del país han aceptado el regreso a la instrucción en persona —sin vacunas— aunque el problema sigue en juego en algunas regiones donde las infecciones se han disparado.

Los educadores de Chicago amenazaron con hacer una huelga ante una orden de regreso al campus, que fue suspendida en el último minuto mientras continúan las negociaciones para hacer que los campus sean más seguros. En la ciudad de Nueva York, que tiene tasas de casos más bajas que Los Ángeles, el sistema escolar abrió 1.052 escuelas en diciembre, la gran mayoría para alumnos más jóvenes, aunque ha estado plagada de cierres frecuentes debido a brotes.

En otro ejemplo de rechazo sindical, los dos gremios de docentes en todo el estado, CTA y la Federación de Maestros de California, se opusieron a toda instrucción en persona en los condados que se encuentran en el peor nivel de propagación del coronavirus. Ese nivel está codificado con el color púrpura, y 54 de 58 condados se ubican en esa posición, que abarca todos los principales centros urbanos.

Las reglas recientemente revisadas del estado permiten que los campus de primaria reabran cuando el promedio de siete días de casos diarios sea de 25 o menos por cada 100.000 personas. Se trata de una cifra casi cuatro veces mayor que los niveles necesarios para salir del nivel púrpura, que hasta el mes pasado había sido el estándar del gobernador.

Newsom señala lo que él ve como un conjunto de estudios en construcción para justificar el estándar más flexible.

Según el Dr. Eric Toner, investigador principal del Johns Hopkins Center for Health Security, cada vez hay más pruebas que sugieren que los niños de primaria no transmiten el virus al grado que lo hacen los adultos y que el patógeno no los enferma tanto. “No culpo a nadie por imponer el cierre de escuelas”, comentó. “El consenso ahora es que reabrir las aulas tiene sentido”.

Un estudio ampliamente citado examinó 11 distritos escolares de Carolina del Norte con un total de 100.000 personas entre estudiantes y personal. En las primeras nueve semanas del ciclo lectivo 2020-2021, los investigadores registraron 773 infecciones por coronavirus entre docentes, alumnos y empleados. De estas, 32 infecciones parecían haberse originado en la escuela, según un informe de la revista Pediatrics.

Los investigadores no encontraron casos de estudiantes que transmitieran el virus a adultos. Cuando se produjo la transmisión, se relacionó principalmente con un escaso acatamiento del uso de mascarilla, incluido un grupo en el cual los niños comen juntos, escribieron los autores del estudio.

Las mascarillas fueron una parte de amplias medidas de seguridad, que incluyeron que los estudiantes asistieran a clases presenciales a tiempo parcial en grupos pequeños en un horario escalonado, junto con la detección de síntomas, el mantenimiento de la distancia física, una mejor limpieza y un frecuente lavado de manos.

En el momento del estudio, todos los condados con escuelas participantes registraban entre 14 y 28 nuevas infecciones por cada 100.000 residentes por día. Las tasas de infección actuales son más altas tanto en el sur de California como en Carolina del Norte, donde los campus estudiados permanecen abiertos.

Los brotes pueden ocurrir incluso cuando las escuelas tienen implementadas amplias estrategias, como el uso de mascarillas, distanciamiento, la filtración de aire y las pruebas de coronavirus, detalló Michael Lachmann, biólogo evolutivo del Santa Fe Institute.

Sin embargo, su investigación sugiere que los brotes se pueden contener rápidamente. En un estudio, menos del 10% de las personas infectadas transmitieron el virus a cualquier otra, y cuando ello ocurrió, se traspasó a otros cinco individuos. “Con todas las medidas de mitigación, el virus se propaga en la escuela, pero no de manera incontrolable”, comentó. “Cada brote se detiene por sí solo, o mediante las pruebas”.

La cuestión de reabrir las escuelas de inmediato no es tan clara como algunos desean, expuso por su parte Theresa Chapple-McGruder, epidemióloga del área de Washington, D.C., que se especializa en salud materno infantil y ha asesorado a 27 distritos escolares sobre planes de reapertura. “Hay muchos huecos en los datos”, explicó. “No tenemos buenos índices de cuántos niños son sometidos a pruebas. Y sabemos que los menores tienen más probabilidades de ser asintomáticos cuando se infectan”.

La especialista añadió que es importante recordar que “los chicos viven junto a sus familias”, y la enfermedad se propaga fácilmente en los hogares. “Necesitamos limitar nuestra exposición al virus, ya sea a través de la educación en casa, trabajando desde el hogar… Cualquier forma en que podamos intentar mantenernos seguros en el entorno familiar. Es realmente el mismo mensaje que se difundía hace seis meses, cuando el virus no estaba en picos tan altos como hoy”, añadió. “Necesitamos enfocarnos en las mismas estrategias de prevención que usamos entonces”.

Los líderes del Capítulo 2 del Sur de California de la Academia Estadounidense de Pediatría afirmaron el miércoles que han visto evidencia más que suficiente para pedir un regreso inmediato a los servicios en persona. Este grupo, que representa a 1.500 profesionales en una región del sur de California de siete condados, abogó ya en junio por el regreso a los campus.

El sindicato que representa a los docentes, bibliotecarios, enfermeras y consejeros de L.A. considera que los pediatras subestiman las advertencias de los investigadores de que prevenir la transmisión en las escuelas requiere reducir los niveles de infección en la comunidad.

“Decir que el trauma temporal del aprender a distancia es mayor que la enfermedad y la muerte de miembros de la familia minimiza la realidad de que el COVID-19 impacta desproporcionadamente” a las familias de color en Los Ángeles, señaló Cecily Myart-Cruz, presidenta de United Teachers Los Angeles. “Aunque, por suerte, los casos graves y los decesos entre los niños son raros, el 78% de los pequeños que fallecieron en el país han sido niños de color”.

Myart-Cruz también tuvo palabras duras para los funcionarios que presionan por un regreso rápido a las aulas. “Si esta enfermedad estuviera matando de manera desproporcionada a chicos, padres y abuelos blancos, la respuesta al COVID-19 de nuestros políticos habría sido muy diferente”, enfatizó.

El sindicato y los funcionarios escolares están negociando actualmente cómo sería la vuelta a los campus.

Taryn Luna y Melissa Gómez, reporteras de planta de The Times, contribuyeron con este informe.

Para leer esta nota en inglés haga clic aquí

Anuncio