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Culpan desercióny bajas calificaciones de estudiantes latinos por las redadas

Un total de 280 educadores en Estados Unidos exigieron al Departamento de Seguridad de la Nación (DHS) detener las redadas de familias sin documentos, con el alegato de que estas prácticas son una distracción para sus estudiantes latinos y representan un peligro para su educación.

Los maestros de la Asociación Nacional de Educadores y la Federación Americana de Profesores agregan que las redadas no tienen sentido en un momento que miles de personas a punto de la deportación podrían salvarse bajo los programas de DAPA y DACA que ofrecen estadía temporal y que la Corte Suprema ha decidió observar.

La petición, sometida esta semana a Jeh Johnson, secretario de DHS, indica que la ola de temor entre el sector inmigrante es tan grande que muchos niños muestran síntomas de nerviosismo en las aulas de clases e inclusive hay padres que han visto la necesidad de sacar a sus hijos de las escuelas.

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Aunque los educadores no cuentan con cifras exactas de cuántos menores están siendo afectados, cifras apuntan que existen alrededor de 100 mil mujeres y niños centroamericanos como blanco de las redadas.

Asimismo indican que más de medio millón de indocumentados podrían salvar sus casos de implementarse DAPA y DACA.

La carta de los educadores recalca: “Sabemos de primera mano la necesidad de espacios seguros para todos nuestros estudiantes y sus familias. Debido a estas redadas, los estudiantes han tenido que elegir entre una educación y su seguridad”.

“Hemos sido testigos de historias del personal de la Oficina de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) entrando a hogares, algunas veces sin órdenes judiciales, y despertando a los niños y sus padres para ponerlos en custodia”, agrega la carta.

Los educadores sostienen estar preocupados por los estudiantes y sus familiares, ya que el miedo y el aislamiento derivado de las redadas de inmigración pueden conducir a graves problemas de salud mental entre los menores, como la depresión, ansiedad, trastorno de estrés postraumático y pensamientos de suicidio.

“Las escuelas deben ser lugares seguros donde los niños puedan soñar sus sueños y alcanzarlos, y es nuestro trabajo como educadores ayudarles a llegar allí”, sostiene Mary Cathryn Ricker, vice presidenta ejecutiva de la Federación Americana de Maestros.

Asimismo, Laura Bohórquez, coordinadora de empoderamiento de la organización Unidos Soñamos, dijo recordar el día en que su madre y una tía fueron puestas en proceso de deportación.

“Cuando las redadas estaban ocurriendo, recuerdo caminar los pasillos de la escuela y preguntar qué estaba pasando. Yo podía sentir el miedo y la confusión de mis amigos y maestros a mi alrededor, pero no fue hasta que llegué a casa que me enteré de que mi mamá fue detenida por la migra. Ninguna familia o comunidad deberían tener que pasar por lo que pasamos nosotros”.

Los educadores enfatizan que muchas de las personas a punto de la deportación son gente con discapacitados, de muy bajos recursos, y en su mayoría madre e hijos que huyen de la violencia y falta de oportunidades en sus países.

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